?La importancia de la grasa para el cuidado de la salud de las mujeres embarazadas durante el embarazo
La grasa es un nutriente indispensable en el organismo de las mujeres embarazadas al inicio del embarazo. Promueve la absorción de vitamina E liposoluble y desempeña un papel antifetal. La grasa puede ayudar a fijar la posición de los órganos internos, estabilizar el útero en el centro de la cavidad pélvica y proporcionar un ambiente tranquilo para el desarrollo embrionario. Además, la grasa también protege la piel, las terminaciones nerviosas, los vasos sanguíneos y los órganos.
Sin embargo, uno de los síntomas destacados del embarazo temprano es la aversión a la comida grasosa. La mayoría de las mujeres embarazadas no están dispuestas a comer carne rica en grasas y verduras ligeras, lo que resulta en una menor ingesta de grasas al principio del embarazo, lo que no favorece la salud de la madre ni el desarrollo del embrión.
Si las mujeres con reacciones graves al inicio del embarazo realmente no quieren comer carne, pueden comer nueces y semillas de sésamo. Las nueces son ricas en ácidos grasos insaturados, fosfolípidos, proteínas y otros nutrientes. 1 kilogramo de nueces equivale a la nutrición de 5 kilogramos de huevos o 9 kilogramos de leche fresca, y tiene el efecto de calentar los pulmones y humedecer los intestinos. La estructura de sus componentes nutricionales es muy beneficiosa para el desarrollo cerebral del embrión. Por ello, es recomendable comer 2-3 nueces al día. Además, masticar nueces también puede prevenirlo y tratarlo.
El sésamo es rico en grasas, proteínas, azúcar, sesamina, lecitina, calcio, hierro, selenio, ácido linoleico, etc. Tiene efectos nutritivos para el cerebro, antienvejecimiento y embellecedores. Triture las semillas de sésamo, agregue una cantidad adecuada de azúcar y beba una taza con agua hervida por la mañana y por la tarde todos los días. No solo puede mejorar la resistencia de las mujeres embarazadas y prevenir resfriados, sino también prevenir que los niños sufran enfermedades de la piel. .
Antes de las 30 semanas de embarazo, debe producirse una acumulación de grasa en el cuerpo de la madre para proporcionar las reservas energéticas necesarias para la última etapa del embarazo, el parto y el puerperio. Aunque las proteínas y los carbohidratos del cuerpo de la futura madre se pueden convertir en grasa, todavía hay una parte de la grasa que no se puede sintetizar en el cuerpo y debe ser aportada por los alimentos. El aceite de linaza, el aceite de maní y la grasa animal son las mejores fuentes de grasa. Al ingerir grasas, es mejor combinar aceites animales y vegetales.
Durante el embarazo se potencia la capacidad de los intestinos para absorber grasas, provocando que aumenten los lípidos en sangre. Por tanto, la "comida" de las mujeres embarazadas no es un fenómeno racional, sino una medida de adaptabilidad fisiológica. Cuando se requiere un consumo excesivo de energía durante el parto, la grasa se convierte en la fuente de energía utilizada por la madre para promover la productividad. Por tanto, las mujeres embarazadas necesitan almacenar grasa.
Futura madre