¿Qué son los antibióticos?
¿Qué son los antibióticos?
Los antibióticos son sustancias y sus derivados que pueden matar o inhibir otros microorganismos y se utilizan para tratar infecciones causadas por microorganismos sensibles (normalmente bacterias u hongos).
Los antibióticos generalmente se refieren a una clase de sustancias y sus derivados que son producidas por bacterias, mohos u otros microorganismos durante el proceso de reproducción y que pueden matar o inhibir otros microorganismos. Se usan para tratar microorganismos sensibles (a menudo bacterias). u hongos). Los antibióticos utilizados actualmente en la medicina clínica incluyen principalmente las siguientes categorías:
1. Penicilinas: los primeros antibióticos utilizados en la práctica clínica, con alta eficacia y baja toxicidad. La función principal es provocar el desarrollo anormal de la pared celular de las bacterias susceptibles, provocando su muerte. Las células humanas y de mamíferos no tienen paredes celulares, por lo que la penicilina en una concentración antibacteriana eficaz casi no tiene efecto en las células humanas o de mamíferos, por lo que tiene menos efectos secundarios en el cuerpo humano. Las penicilinas clínicas de uso común incluyen: penicilina G, ampicilina, amoxicilina (amoxicilina, amoxicilina), oxacilina, etc.
2. Cefalosporinas: Desde su aplicación clínica en la década de 1960, esta clase de antibióticos se ha desarrollado rápidamente y se utiliza cada vez más. Se acostumbra dividirlos en primera, segunda y tercera generación según el tiempo y el efecto sobre las bacterias. Los más utilizados son: cefalexina (cefalosporina IV), cefazolina (cefalosporina V), cefradina (cefalosporina VI), cefuroxima (cilexina), ceftriaxona (rocefina), ceftazidima oxima (Kefulon), cefoperazona (Pioneer Bi), etc.
3. Aminoglucósidos: Este tipo de antibióticos tiene propiedades estables y amplias propiedades antibacterianas. Puede matar bacterias sensibles en condiciones aeróbicas. Su índice terapéutico (dosis terapéutica/dosis tóxica) es inferior al de otros antibióticos, y la reacción adversa más frecuente es la ototoxicidad. Los más utilizados incluyen: estreptomicina, gentamicina, micoquinasa, amikacina, etc.
4. Macrólidos: Este tipo de antibióticos contienen un gran anillo de lactona con 12-16 carbonos. Son agentes bacteriostáticos y sólo son adecuados para infecciones leves a moderadas, pero actualmente son uno de los más seguros. antibióticos. La eritromicina es un representante de esta categoría y se usa ampliamente en clínica. Las personas alérgicas a la penicilina suelen ser tratadas con este producto. En los últimos años se han desarrollado muchas variedades nuevas con notables efectos clínicos, como la azitromicina (Tilit, Zithromax), claritromicina, rotamicina, diritromicina, etc. Los más utilizados incluyen medenomicina, espiramicina, josamicina, etc.
5. Tetraciclinas: entre ellas tetraciclina, oxitetraciclina, doxiciclina, etc. Este tipo de antibióticos puede depositarse en los huesos y dientes en desarrollo. El uso repetido puede provocar displasia ósea, coloración amarillenta de los dientes y displasia del esmalte. El riesgo es mayor desde el segundo trimestre hasta los 3 años, y puede durar hasta los 7 años o. incluso mayores dura mucho tiempo, por lo que está contraindicado para mujeres embarazadas, mujeres lactantes y niños menores de 8 años.
6. Cloranfenicol: esta clase de antibióticos se caracteriza por su alta solubilidad en grasas, ingresa fácilmente al líquido cefalorraquídeo y al tejido cerebral y es eficaz contra muchos patógenos. Sin embargo, puede inducir anemia aplásica y su aplicación está sujeta. a ciertas restricciones. Incluyendo cloranfenicol, succinato de cloranfenicol, etc.
7. Lincosamidas: incluidas lincomicina, clindamicina, etc.
8. Polipéptidos y otros antibióticos: Este tipo de antibióticos tienen estructuras complejas y son difíciles de clasificar en función de sus características estructurales, como vancomicina, polimixina E, fosfomicina, nistatina, etc.
También existen algunos fármacos antibacterianos sintéticos muy utilizados en la práctica clínica, entre los que destacan sulfonamidas (sulfadiazina, cotrimoxazol, etc.), quinolonas (norfloxacino, ofloxacino, ciprofloxacino, etc., etc.) y otros antibacterianos sintéticos. medicamentos (furatolina, metronidazol, berberina, etc.).