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Cómo preparar solución rehidratante infantil 3:2:1

El líquido de rehidratación 3:2:1 para niños es un líquido de infusión intravenosa de uso común que se utiliza para tratar la deshidratación, los trastornos electrolíticos y otras enfermedades. Su método de preparación es el siguiente:

Primero se preparan los materiales y equipos necesarios, incluyendo jeringas, agujas, frascos o bolsas de infusión esterilizados, suero fisiológico, solución de glucosa y solución de cloruro de potasio. Asegúrese de que todos los materiales y equipos estén desinfectados y mantenidos en condiciones estériles.

A continuación, determine la cantidad de líquido que es necesario añadir en función del peso y la condición del paciente. En general, se necesitan entre 50 y 100 ml de líquido por cada kilogramo de peso corporal. Por ejemplo, si el paciente pesa 10 kg, se necesitan entre 500 y 1000 ml de líquido.

A continuación, preparar el líquido según la proporción de 3:2:1. En concreto, mezcle suero fisiológico, solución de glucosa y solución de cloruro de potasio en proporciones de 3 partes, 2 partes y 1 parte respectivamente. Por ejemplo, si es necesario reponer 600 ml de líquido, se pueden mezclar 240 ml de solución salina, 160 ml de solución de glucosa y 80 ml de solución de cloruro de potasio.

Durante el proceso de preparación es necesario tener en cuenta los siguientes puntos:

1. Utilizar jeringas y agujas esterilizadas para garantizar la esterilidad del líquido.

2. Antes de preparar el líquido, comprobar si el frasco o bolsa de infusión está intacto y sin fugas.

3. Al preparar líquidos, asegúrese de que las proporciones de las distintas soluciones sean precisas.

4. El líquido preparado debe usarse inmediatamente para evitar la degradación o contaminación del fármaco causada por el almacenamiento prolongado.

Finalmente, el líquido preparado se administra al paciente mediante infusión intravenosa. Durante el proceso de infusión, es necesario observar de cerca la reacción del paciente y cualquier malestar o anomalía debe tratarse con prontitud. Al mismo tiempo, también es necesario controlar periódicamente la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la producción de orina y otros indicadores del paciente para evaluar el efecto del tratamiento y ajustar el plan de tratamiento.