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Puedes beber mucho en el desayuno. ¿Qué es más saludable?

Es muy importante tomar un desayuno nutritivo por la mañana. El desayuno es el comienzo del día, y la energía que aporta el desayuno debe representar entre el 25% y el 30% de la energía total a lo largo del día. El desayuno debe incluir carbohidratos, grasas y proteínas. Lo mejor es ingerir carbohidratos complejos, como pan integral, avena, etc., que pueden estabilizar los niveles de azúcar en sangre. Un desayuno nutritivo puede aumentar el nivel metabólico del organismo y ayudarnos a consumir más energía a lo largo del día. La proporción recomendada de tres comidas puede ser 4:4:2.

Selección de alimentos: Leche de soja: como leche, leche de soja, etc. Elija bebidas que contengan proteínas y mucha agua para reponer el calcio y las proteínas de alta calidad que su cuerpo necesita. Cereales: como bollos integrales al vapor, papillas multicereales, etc. Los cereales son ricos en fibra dietética y azúcar, que pueden reponer energía para el cuerpo humano. Tenga cuidado de no elegir algo demasiado grasoso o demasiado espeso, de lo contrario no favorecerá la digestión y la absorción. Carnes y huevos: como huevos y pescado. El desayuno debe complementarse con una cierta cantidad de proteínas para que la nutrición sea más equilibrada. Puede comer alimentos ricos en proteínas directamente o puede cocinarlos en alimentos básicos y comerlos indirectamente. Frutas y verduras: Será más nutritivo y saludable si comes algunas verduras en el desayuno. Comer verduras puede proporcionar al cuerpo vitaminas, minerales y fibra dietética, aumentar la saciedad y mantener las deposiciones suaves.

Un estudio comparó a personas obesas que desayunaban y aquellas que se saltaban el desayuno y encontró que no había diferencias significativas en los efectos de pérdida de peso entre desayunar y saltearse el desayuno. Un estudio controlado aleatorio de la Universidad de Bath siguió a 33 participantes durante seis semanas. Los investigadores dividieron a estas personas con peso normal en dos grupos. Un grupo tomó un desayuno de 700 calorías todos los días y el otro grupo no. Los resultados no mostraron diferencias en sus niveles de azúcar en sangre, colesterol en sangre ni tasas metabólicas corporales.

Como pasa mucho tiempo entre el desayuno y la cena, y yo no desayuno, muchas personas tienen casi “hambre” al mediodía y se atiborran de almuerzo, pero es fácil comer demasiado; Y estas personas, aunque se salten el desayuno, siempre existirán hambre, coman o no. Muchas personas comerán más bocadillos, lo que inevitablemente conducirá a la obesidad.