Existe el espíritu de que no importa si Kobe juega o no.
Después de la lesión de Kobe, este era el estilo típico de N: conciso, rítmico e inspirador. El libro se lee como una mirada retrospectiva a la carrera de baloncesto de Kobe antes de su lesión. El tacto no se limita a las palabras, sino también al espíritu. Para citar a un fanático de la ciencia: "Hay un espíritu llamado Kobe. No importa si juega o no".
Vale la pena esperarlo con ansias y nunca es aburrido. La comparación completa chino-inglés es la siguiente.
Nos demostraste que un joven de 18 años puede dar lo mejor de sí.
Nos mostraste que los juegos de campeonato, los juegos de exhibición y los eventos benéficos se pueden ganar.
Cuando otros jugaban a las damas, tú nos enseñaste a jugar al ajedrez.
Nos muestras cómo ganar una y otra vez.
Nos demostraste que un partido de 81 puntos es algo real.
Nos demostraste que el oro todavía importa.
Nos enseñaste cómo darte un baño de hielo.
Nos enseñaste dos veces cómo conseguir 30 puntos en un cuarto de tiempo.
Nos dejaste entrever la cara de la mamba.
Nos enseñaste cómo exigir la perfección y exigir la perfección a todos.
Nos enseñaste cómo ponerse los pantalones de niño grande.
Nos has demostrado que nunca estás perdido. Nunca.
Nos mostraste lo inspiradores que pueden ser un par de tiros libres.
Ahora muéstranoslo de nuevo.
Nos dejas testificar que a los 18 años podemos hablar con Dios.
Nos dejaste presenciar: ya sean finales, partidos de exhibición o partidos benéficos, la creencia en ganar está en todas partes.
Nos dejaste ver que el juego no es un juego, sino una guerra.
Nos dejas presenciar: cómo ganar una y otra vez
Nos dejas ser testigos de que 81 puntos en un solo partido pueden ser una especie de espíritu.
Nos habéis demostrado que la gloria más allá del campeonato sigue siendo importante.
Nos has permitido ser testigos de que nuestra fe ardiente no se enfría con agua helada.
Nos dejaste presenciar: la leyenda de los 30 puntos en un solo cuarto. Una vez más, otra vez
Nos dejas presenciar: el verdadero rostro de Mamba.
Nos demostraste que el perfeccionismo es contagioso.
Nos enseñaste a jugar como adultos.
Nos dejaste presenciar a ti y a los Lakers juntos.
Nos demostraste que un tiro libre determinado puede encenderlo todo.
Ahora, por favor, seamos testigos de ello otra vez.