Cirujano plástico Sol

Querida abuela:

¿La pasaste bien en el cielo? Te extraño mucho, tengo muchas ganas de abrazarte, contarte mucho de mis sentimientos y hablar de lo que pasa a mi alrededor. Quiero decirte cuánto te extraño, te extraño y me preocupo por ti.

Hoy es San Valentín. No sé por qué vuelvo a pensar en ti y vuelvo a llorar por ti. Recuerdo que la última vez que derramé lágrimas fue en Nochebuena en 01, porque tú me dejaste a mí y a este mundo atrás en Nochebuena de ese año. No recuerdo cuánto tiempo llevas fuera, como si todo hubiera pasado ayer y no quiero aceptarlo.

Abuela, mi querida abuela, cada sonrisa tuya, cada movimiento, cada palabra y cada acción siempre viene a mi mente. Recuerdo que cuando eras feliz, tomabas el sol afuera, le presentabas esto a algunas ancianas y con orgullo les decías cuántos años tenía y dónde fue a la escuela... dónde fue a clase. Cuando no estoy contento, siempre me culpo y digo que nos has arrastrado hacia abajo y que es mejor irnos lo antes posible. Nunca te dejo decir estas palabras, y nunca dejo que me dejes, porque eres mi mayor coraje para vivir. Te amo más que a mis padres, ¿sabes? Sin embargo, aun así te fuiste y te llevaste mi corazón contigo.

Unos días antes de que te fueras, me quedé contigo y observé a tu padre alimentarte con huevos guisados ​​mientras el médico te colocaba una vía intravenosa. Todos los días veo cambios en tu cuerpo. Solías pesar 160 kilogramos, pero ahora estás flaco y flaco. Me sorprende que tú, que siempre has tenido miedo al dolor, no puedas soportar los puntos doloridos de tu cuerpo. Tal vez sientas demasiado dolor para contarnos sobre el profundo agujero que cavaste en la pared. Quizás esos agujeros sean movimientos para aliviar el dolor sobre los que no tienes control. Papá y yo fuimos a la farmacia a comprarte medicinas. Quizás sepamos que esto no te ayudará. Partiendo de la premisa de que el hospital no puede acogerlo, no podemos ni permitiremos que siga sufriendo. Quizás esta sea la única manera de aliviar tu dolor. Más allá de eso, mi padre y yo realmente no sabemos qué hacer por ti. La noche antes de que te fueras vi que ya no podías tragar los huevos guisados ​​que te hacía tu padre. Le rogué urgentemente a papá que no te alimentara más y tenías lágrimas en los ojos. Lo vi. Intento secarte con mis lágrimas. Os bendigo en mi corazón, pero mis preocupaciones van más allá de las palabras. ¿Puedes sentirlo, abuela? Esa noche dormí muy intranquilo y en mi aturdimiento escuché tu respiración rápida una y otra vez.

A la mañana siguiente, lo dejaste ir. Te vi por la ventanita con tu sudario rojo. En ese momento, mi mente se quedó en blanco y no podía enfrentarte de rojo. De repente, por primera vez tuve miedo del color rojo. Estoy parado al lado de tu cama. Recuerdo haber llorado cuando mi padre me pidió que te dijera las últimas palabras. No puedo decírtelo, ni puedo enfrentar tu cara dormida. Recuerdo haber dicho, la abuela no se fue, tú no te fuiste, te estoy mirando, despierta... ¿escuchaste estas palabras?

Cuando me despedí de ti por última vez, te vi maquillarte y ser empujada por los demás. No podía creer lo que veía. Me volví un poco vago. Después de que mi padre se despidió de usted, me tomó mucho tiempo recuperar el sentido. Llevo mucho tiempo a tu lado y no quiero irme, ¿sabes? Una vez más, cuando otros te alejaron, me arrodillé allí y te vi alejarte. ¿Lo viste? Si pudiera retroceder el tiempo, no importa cuánto tarde, me gustaría que volvieras. Cuando regreses, te escucharé hablar sobre tu pasado, hablaré con orgullo sobre los brillantes logros de tus hijos, escucharé tus ingeniosas palabras y veré tu sonrisa nuevamente. .....

Abuela, ¿cómo estás ahora? ¿En qué te has convertido? Tengo muchas ganas de verte de nuevo, tocar tu suave cabello blanco, tomar tu mano tierna, mirar tu mejilla bondadosa y amorosa, y hablar contigo... Te extraño, mi querida abuela, vuelve... Estoy aquí para ti. ...

Te amaré por siempre nieta.

Yue Yue·Shang Jing