Fiebre por deshidratación neonatal: ¿cómo afrontarla?
Añadir suficiente agua
En el caso de fiebre por deshidratación neonatal, lo más importante es añadir suficiente agua al bebé. Puede darle un poco de agua tibia o agua con un 5%-10% de glucosa cada 2 horas, 10-30 ml cada vez. Si el bebé tiene dificultades para ingerir líquidos por vía oral, también se puede complementar mediante infusión intravenosa solución de glucosa al 5%, más 1/5 de la cantidad total de suero fisiológico. Siempre que se rehidrate a tiempo, la fiebre de su bebé debería volver a la normalidad rápidamente.
Un ambiente con altas temperaturas puede provocar fácilmente deshidratación y fiebre.
La fiebre por deshidratación en los recién nacidos es causada principalmente por una cantidad insuficiente de agua en el cuerpo. Durante el período de encierro, si la madre cierra las puertas y ventanas porque tiene miedo de que el bebé se resfríe, provocando que la temperatura interior sea demasiado alta y cubra demasiado al bebé, puede provocar que pierda demasiada agua. en un ambiente de alta temperatura. Por tanto, mantener una temperatura interior adecuada y evitar una temperatura ambiente excesiva es muy importante para prevenir la fiebre por deshidratación neonatal.
Prestar atención a la hidratación dentro de los 3-4 días posteriores al parto.
Dentro de los 3-4 días posteriores al parto, la secreción de leche materna es menor, lo que no puede cubrir las necesidades fisiológicas del bebé y provoca que el bebé pierda mucha agua. Por tanto, las madres deben prestar atención a la hidratación durante este período y asegurar su propia ingesta de agua, para satisfacer mejor las necesidades de sus bebés.
Medidas preventivas
Solo prestar atención a hidratar al bebé, mantener una temperatura interior adecuada y evitar una temperatura ambiente excesiva. En la vida diaria, también puede ayudar a su bebé a mantener mejor el equilibrio hídrico y prevenir la aparición de fiebre por deshidratación en los recién nacidos alimentándolo más, cambiando pañales, etc.