El efecto camaleón, ¿cómo surgieron las parejas?
Cuando hablas con otras personas, si la otra persona hace algunos movimientos físicos, como rascarse la cara o sacudir las piernas, naturalmente imitarás esos movimientos. La probabilidad de rascarse la cara es del 20% y la probabilidad de balancear las piernas es del 50%. Esta imitación potenciará el afecto mutuo. Si hablas con dos personas, una de ellas siempre imitará tus movimientos corporales, mientras que la otra no te imitará. Aunque no te des cuenta, esto puede cambiar tu actitud hacia ellos. Desarrollarás una impresión favorable de quienes te imitan.
Si las parejas se imitan, sus movimientos, miradas y temperamentos serán cada vez más similares. Los amantes se llevan bien día y noche. Si ambas partes pueden sentir las emociones del otro y tener las mismas emociones, tendrán expresiones faciales similares y relajarán o tensarán algunos músculos faciales. Con el tiempo, las arrugas aparecerán en los mismos lugares y las parejas felices tendrán líneas de sonrisa similares.
El parecido facial es directamente proporcional a la satisfacción conyugal, y las parejas distanciadas no tienen la misma experiencia emocional, por lo que no se convierten en parejas. Algunas personas creen que al elegir amigos o amantes, elegirán personas que se parezcan a ellas. Las personas que se parecen se sienten atraídas entre sí. Inconscientemente creemos que es probable que parejas similares se lleven mejor, lo que garantiza que nuestros genes se conserven y transmitan. Este fenómeno se llama preferencia egoísta.