Una doctora ha estado cuidando a 500 aldeanos en una isla de Yantai durante 13 años. ¿Cuál es la historia detrás de esto?
Hace tres años, Wang Hui, que acababa de graduarse de la Facultad de Medicina Tradicional China de Shandong, pasó por la provincia de Shandong. ¿Tres palos y una mano? Después del examen, partí de la ciudad de Laiyang, Yantai, con una gran bolsa a la espalda. Un día después, tomé un ferry a Qinxiaodao, a 200 kilómetros de distancia, para practicar medicina.
Esta chica es muy sencilla. Ella considera este lugar como su segunda ciudad natal y a los aldeanos como su familia. En la isla, utilizó sus conocimientos médicos para ayudar a los aldeanos a resolver sus problemas. Los aldeanos sufrían dolores de cabeza, fiebres, resfriados y los perros les pinchaban y mordían los dedos. Ella los curó.
Una señora mayor vino aquí a ver a un médico. Ella y su tía charlaban sobre las cosas de casa, como en familia. La amabilidad fue conmovedora.
Las condiciones de vida en la isla son difíciles y lavar la ropa se ha convertido en un lujo. La doctora siempre va a casa a visitar a sus padres el Primero de Mayo, porque la gente de la isla no puede vivir sin ella y considera este lugar como su hogar. Los aldeanos sienten algo por ella y cariñosamente la llaman su hija.
En segundo lugar, las doctoras se apegan a sus puestos.
Esta doctora es muy común y corriente. Llevaba un abrigo negro, tenía las mejillas rojas y estaba llena de verdaderos sentimientos. Ha protegido esta isla durante tanto tiempo y tiene un espíritu persistente. Ella dijo: Soy muy común, sólo quiero hacer algo por el país y la gente, ¡incluso si eso significa proteger la salud de cientos de residentes! ?
El espíritu sencillo de esta doctora es conmovedor. Con sus acciones prácticas interpretó el significado de servir al pueblo y la responsabilidad de un médico. Sólo queremos aprender de su espíritu persistente, hacer las cosas con los pies en la tierra, ser una buena persona y estar a la altura del cultivo del partido y del pueblo.
Cuando las personas son jóvenes, deben dedicarse a servir a la gente, contribuir al desarrollo de la humanidad y realizar el valor de su propia vida.
En comparación con esas personas que deambulan con botellas medio llenas, vale la pena aprender de esta doctora. Su estilo de trabajo con los pies en la tierra es un requisito previo para hacer un buen trabajo.
En resumen, esta sencilla doctora se arraiga en el nivel de base y atiende a los residentes de la isla. Este espíritu de servicio al pueblo de todo corazón merece nuestro elogio.