El ajo trata la psoriasis

El ajo puede curar enfermedades. ¿Se puede comer la psoriasis?

Mucha gente dice que los pacientes con enfermedades de la piel deberían comer alimentos menos picantes, y el ajo es una de ellas. Por eso, muchos pacientes con psoriasis le temen al ajo. Entonces, ¿los pacientes con psoriasis pueden comer ajo? Déjame decirte.

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¿Cuáles son los beneficios del ajo?

A estas alturas casi todo el mundo sabe que el ajo es bueno para la salud, pero ¿sabías que comer ajo también es bueno para las personas con psoriasis? Los beneficios del ajo para las personas con psoriasis están relacionados con su capacidad para inhibir la actividad lipoxigenasa, que interviene en la cascada inflamatoria que provoca el ácido araquidónico en el organismo. Se ha informado que se han encontrado niveles elevados de ácido araquidónico en el tejido adiposo y la piel de pacientes con psoriasis.

El ajo, especialmente el ajo crudo, es rico en vitamina C. El contenido de vitamina C en el ajo crudo es más de 5 veces mayor que el de las zanahorias. Además, la pasta de ajo puede proporcionar una gran cantidad de alicina, zinc y selenio, todos los cuales tienen una fuerte actividad antioxidante. Los antioxidantes del ajo pueden reducir el estrés oxidativo, que se cree que está relacionado con la inflamación de la piel en personas con psoriasis.

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¿Cuál es la mejor forma de comer ajo?

Para mejorar los efectos antioxidantes y antipsoriasis del ajo, lo mejor es dejar el ajo machacado o picado durante diez minutos antes de comerlo, o utilizarlo en la cocina. Triture el ajo durante unos minutos antes de usarlo para ayudar a maximizar su contenido de alicina.

¿En qué debes prestar atención al comer ajo?

Antes de comer ajo, debes saber que comer ajo en ocasiones puede provocar efectos secundarios. Los aumentos repentinos en la ingesta de ajo, en particular, suelen causar efectos secundarios leves porque el cuerpo no tiene tiempo suficiente para adaptarse al cambio. Estos efectos secundarios pueden incluir malestar estomacal, ardor en la boca o garganta, olor a ajo en el sudor y el aliento y, ocasionalmente, mareos y dolor en el pecho.

Además, las personas intolerantes o alérgicas al ajo pueden experimentar hinchazón de la boca o la lengua, dermatitis de contacto, lesiones cutáneas, problemas respiratorios (como congestión nasal o dificultad para respirar), vómitos o náuseas. . Afortunadamente, las verdaderas alergias al ajo son bastante raras.

Además de las personas alérgicas al ajo, las personas con úlceras de estómago o trastornos hemorrágicos, o aquellas que toman anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios, deben evitar el uso de ajo, o al menos consultar a su médico antes de consumirlo. Además, las mujeres embarazadas y en período de lactancia, así como los pacientes que planean una cirugía en un futuro próximo, deben consultar primero a su médico.