Entonces, volví a mostrar mis dedos felices a los niños. "¡Hola niños! Nos volvemos a encontrar y ahora estoy muy feliz. Mi amo ya no me muerde y me baña a menudo. ¡Miren, qué limpia y hermosa estoy! ¡Ya no más arrugas ni desnudez!" La actuación hizo comprender al niño que "como el dueño ya no lo muerde, lo baña a menudo y se convierte en un dedo feliz". (4) Es una psicología común que los niños quieran obtener recompensas con dedos limpios y hermosos. El deseo de ganar premios animará a los niños a cambiar progresivamente su hábito de chuparse el dedo. Capté esta característica psicológica de los niños y les anuncié en voz baja: "La maestra tiene buenas noticias. El Reino de las Manitas organizará dentro de unos días un concurso de belleza para otorgar premios a las manitas hermosas y limpias. ¿Quieren los niños?" sus manitas para ganar un premio?" Ahora, por favor, miren los deditos de los demás y hablen sobre si sus propios dedos están limpios y hermosos. Los niños extendieron sus manitas. Miré atentamente los dedos de cada niño y saqué los estuches que encontré. Y recuerde y ayude a los niños a corregir su hábito de chuparse el dedo. Dígales a los niños a quienes normalmente les gusta chuparse los dedos que mientras corrijan su mal hábito de chuparse los dedos, sus manitas quedarán limpias y hermosas. 5. No darles a los niños la oportunidad de chuparse el dedo. Cada vez que ven a su hijo chupándose el dedo, toman algunas medidas para guiarlo. Por ejemplo: dejar que el niño complete una acción con sus manos; darle un juguete; usar guía verbal para decirle que chuparse el dedo hará que se vea feo; distraerá la atención del niño a través de actividades de juego; dedo dentro del tiempo especificado, simplemente recompénselo. De esta forma, el tiempo que tu hijo dedica a comerse los dedos irá disminuyendo paulatinamente, y el hábito puede llegar a desaparecer. 6. Adopte ejercicios de actividad pasiva y exija que el niño succione repetidamente durante un período de tiempo hasta que se sienta incómodo, infeliz y cansado de esta acción, lo que lo impulsará a deshacerse de este mal hábito. 7. Ponte algo maloliente en los dedos (coptis) para que te sientas infeliz cuando te chupes los dedos, o ella puede darse por vencida. 8. Coloque un pequeño trozo de metal en la barbilla y haga que resulte incómodo succionar, luego abandone. Este método es muy útil en el extranjero. Puedes preguntar al dentista si hay uno en nuestro país. Nunca pretendas ser tú mismo. 9. Padres, no se pongan demasiado nerviosos. De hecho, lamerse los dedos realmente puede afectar la dentición y provocar dientes desiguales. Es imposible antes de los cinco años. Cuando tenía tres o cuatro años el problema mejoró y no afectó la dentición. Recuerde: nunca regañe, porque regañar estimulará la psicología rebelde de los niños, y hacerlo será aún más excesivo. No amenaces, golpees ni regañes, ya que esto hará que el niño se ponga más nervioso y dependa de chuparse los dedos para tener una sensación de seguridad.