Sarcomas en perros

Los perros con tumores deben ser diagnosticados con tumores benignos y malignos. Si el dueño no puede notar la diferencia por sí mismo, puede llevar al perro a un hospital de mascotas para que le diagnostiquen. Se ofrecen diferentes opciones de tratamiento según las diferentes características del tumor, incluida la cirugía, la quimioterapia y la reflexología. De hecho, el tratamiento y la recuperación de diferentes tumores son diferentes. Por ejemplo, siempre que los tumores de mama se detecten temprano y se traten con cirugía temprana, el efecto del tratamiento es bastante bueno. Pero algunos tumores no se tratan adecuadamente.

La afección posterior al tratamiento tendrá diferentes efectos del tratamiento dependiendo de la enfermedad tumoral.

Tan pronto como notes una pérdida de peso anormal, un sangrado inexplicable o bultos en tu perro, busca atención médica de inmediato.

Síntomas de los tumores

Las células tumorales iniciales son muy pequeñas y difíciles de diagnosticar. Los tumores son más fáciles de detectar cuando su diámetro supera 1 cm. Pero si el tumor es maligno en este momento, la mayor parte hará metástasis a otros órganos. Cuando hace metástasis a diferentes órganos, hay diferentes síntomas. Los propietarios pueden utilizar los siguientes fenómenos como referencia para determinar si su perro puede tener un tumor.

1. Dolor: Cuando los tumores metastatizan en huesos u otros tejidos, suelen provocar dolor, especialmente el osteosarcoma maligno y el mieloma múltiple, que suelen provocar osteólisis. Por eso, cuando un perro cojea durante mucho tiempo, el dueño no debe ignorarlo y prestar especial atención a este problema.

2. Fiebre: Suele provocar fiebre periódica en los perros.

3. Mala cicatrización de heridas: Si encuentra mala cicatrización de heridas, preste atención a la posibilidad de cáncer.

4. Otros síntomas: Muchos tumores metastatizan a diferentes órganos a través de la sangre y el sistema linfático, y los órganos afectados tendrán síntomas relacionados. Los síntomas incluyen pérdida prolongada de apetito, vómitos, diarrea, tos, dificultad para respirar, glaucoma, ceguera repentina y epilepsia. Por lo tanto, cuando un perro presenta los síntomas anteriores durante mucho tiempo, es necesario realizar más exámenes y seguimiento.