Dolor de dientes y mejillas
Los trastornos de la articulación temporomandibular son un grupo de afecciones asociadas con el dolor facial crónico que afectan a los músculos de la mandíbula, las articulaciones temporomandibulares y los nervios. Los síntomas pueden aparecer en uno o ambos lados de la cara, la cabeza o la mandíbula, o después de una lesión. Más del doble de mujeres que de hombres padecen esta enfermedad. Esta enfermedad causa una de las formas más comunes de dolor bucal y facial crónico que no está relacionado con los dientes.
Las funciones normales de los músculos de esta zona son la masticación, la deglución, el habla y la comunicación. La mayoría de los expertos sugieren que algunas actividades físicas o mentales pueden causar o empeorar la enfermedad de la articulación temporomandibular, como el trabajo físico extenuante y las situaciones estresantes. La mayoría de las molestias son causadas por el uso excesivo de estos músculos, especialmente cuando se aprietan o rechinan los dientes (bruxismo).
Estos movimientos habituales excesivos fatigan los músculos de la mandíbula, provocando síntomas incómodos como dolores de cabeza y de cuello.
Además, las anomalías funcionales también pueden provocar desgaste o sensibilidad dental, daños en los tejidos blandos, dolores musculares, molestias en la mandíbula al comer, dolores de cabeza temporales, etc.
Los síntomas son:
Dolor de oído no infeccioso
Dolor o molestias en la mandíbula que se presenta principalmente por la mañana o por la noche.
Dolor en la mandíbula al masticar, morder o bostezar.
Emite un chasquido al abrir y cerrar la boca.
Tener dificultad para abrir y cerrar la boca.
La mandíbula no puede moverse o se pone rígida al hablar, bostezar o comer.
Sensibilidad dental no relacionada con enfermedades dentales.
En la mayoría de los casos, la relajación se puede lograr reduciendo la carga articular (articulaciones en reposo), tomando analgésicos distintos de la aspirina y dominando las técnicas para afrontar la tensión. Para aliviar los síntomas, es importante corregir los malos hábitos asociados. La mayoría de los tratamientos para esta enfermedad son simples y generalmente se pueden realizar en casa sin cirugía. Por ejemplo, puede colocar la lengua entre los dientes superiores e inferiores durante el día para controlar el apretar o rechinar. Si todavía siente dolor, puede rechinar o apretar los dientes por la noche. Es entonces cuando debes acudir a tu dentista para obtener protección bucal nocturna.
La mayoría de los pacientes pueden obtener alivio con un poco de tratamiento. Para casos más graves se pueden utilizar métodos como fisioterapia, aplicación externa de bolsas de hielo y agua caliente, entrenamiento postural, uso de aparatos de ortodoncia (férulas), alimentos blandos y no masticar chicle. Todo esto ayuda a relajar los músculos.
La enfermedad suele atacar periódicamente y puede aparecer repetidamente cuando el estado de ánimo es tenso. Como paciente, debe ser proactivo en su tratamiento. Debe consultar a un dentista para obtener un diagnóstico claro y comprender la causa. Las visitas de seguimiento periódicas ayudarán a los médicos a detectar y realizar un seguimiento de la recurrencia de la enfermedad.