¿Pueden los funcionarios aprobar el examen físico tras una cirugía de cáncer de tiroides?
② Adenomiosis de la vesícula biliar: Es una enfermedad benigna, mayoritariamente asintomática, que puede diagnosticarse mediante ecografía B. La ecografía muestra un engrosamiento de la pared de la vesícula biliar, que puede ser difuso, segmentario o localizado en la base. Se pueden observar pequeños sacos anecoicos redondos en la pared engrosada de la vesícula biliar. El pronóstico de esta enfermedad es bueno, y los pacientes asintomáticos no necesitan tratamiento y están cualificados.
8.2.1.6 Carcinoma de células renales La mayoría de los tumores de riñón son malignos. El carcinoma de células renales representa aproximadamente el 80% de los tumores de riñón y es el tumor de riñón más común.
1) Puntos clave de la consulta del historial médico: no hay síntomas en la etapa inicial; síntomas como dolor lumbar y hematuria pueden aparecer en las etapas media y tardía.
2) Puntos del examen físico: el cáncer renal en etapa temprana puede no presentar signos obvios; en etapas avanzadas, los tumores a veces pueden ser palpables en la cintura o el abdomen y se pueden observar ganglios linfáticos supraclaviculares. Si el nivel de varicocele no desaparece se debe considerar la posibilidad de carcinoma de células renales con trombo tumoral venoso.
3) Puntos clave del examen auxiliar: aproximadamente entre 1/3 y 2/3 de los pacientes con cáncer de riñón no presentan síntomas ni signos y, a menudo, se descubren mediante ecografía B abdominal durante el examen físico. La ecografía muestra lesiones sólidas o quísticas del riñón, la mayoría de las cuales son hipoecoicas y algunas muestran ecos mixtos de diferentes intensidades. En tumores más grandes puede producirse necrosis y licuefacción.
Las lesiones pequeñas que ocupan espacio en el riñón generalmente se pueden descubrir mediante ecografía B, y el cáncer renal pequeño asintomático se puede descubrir y diagnosticar antes mediante métodos de detección como CDFI y TC mejorada. Sin embargo, se debe distinguir de las siguientes condiciones:
① Angiomiolipoma renal: también conocido como hamartoma renal, las características ecográficas típicas son ecos redondos fuertes, bordes generalmente irregulares y cambios espiculoides, el eco interno es. desigual, no hay áreas quísticas como hemorragia y necrosis, el eco posttumoral no tiene una atenuación obvia y el suministro de sangre es insuficiente. Si el diagnóstico no está claro, se debe realizar una tomografía computarizada.
②Columna renal hipertrófica: dado que el eco del carcinoma de células renales isoecoico es similar al eco del parénquima renal normal, se puede diagnosticar erróneamente como columna renal hipertrófica cuando el límite del tumor no está claro. En términos generales, la columna renal hipertrófica tiene el mismo eco que el parénquima renal y se continúa con la corteza renal. No hay abultamiento ni sensación esférica en la superficie renal local. Si es necesario, se puede realizar CDFI y en él se pueden observar vasos sanguíneos normales.
③Quiste renal simple: alrededor del 40% de los quistes renales atípicos (pared del quiste irregular o engrosada, eco intraquístico, calcificación, efecto de realce posterior debilitado, etc.) son tumores. Observe cuidadosamente las características del eco interno y la pared del quiste. Las condiciones ayudan a hacer juicios correctos sobre las masas quísticas renales atípicas.
Además del examen de ultrasonido B, aquellos a quienes se les diagnostica hematuria persistente bajo el microscopio mediante un examen de orina también deben estar atentos y prestar atención para encontrar la causa para poder hacer un diagnóstico claro.
8.2.1.7 El cáncer de tiroides representa aproximadamente el 1% de todos los tumores malignos, ocupando el primer lugar entre los tumores malignos de cabeza y cuello.
1) Puntos clave de la consulta de antecedentes médicos: si ha recibido radioterapia en el cuello, si tiene bocio nodular, adenoma de tiroides y otros tumores malignos, y si presenta síntomas acompañantes como ronquera.
2) Puntos del examen físico: preste atención a si el nódulo tiroideo es único o múltiple, si involucra solo un lóbulo tiroideo o dos lóbulos tiroideos, el tamaño, forma, textura y actividad del nódulo, y si la pronunciación es ronca, si la posición de la tráquea está desviada y si los ganglios linfáticos cervicales están inflamados.
3) Puntos clave del examen auxiliar: los nódulos tiroideos, especialmente los nódulos únicos, a menudo son difíciles de determinar durante el examen físico y requieren exámenes especiales adicionales.
① Ecografía B: comprende el número y la naturaleza de los nódulos tiroideos (quísticos, sólidos o quísticos-sólidos), si la cápsula del nódulo está completa y si los ganglios linfáticos cervicales están inflamados. El cáncer de tiroides generalmente aparece en las imágenes de ultrasonido como un nódulo hipoecoico solitario con microcalcificaciones dentro del tumor y ganglios linfáticos cervicales agrandados.
②Radiografía simple de cuello: observe si hay calcificación en el nódulo tiroideo, si es calcificación sedimentaria o floculenta y si la tráquea está comprimida o desplazada.
③ Exploración con nucleidos isotópicos: El cáncer de tiroides se manifiesta como tiroides fría o nódulos fríos. Las exploraciones también pueden detectar metástasis en otras partes del cuerpo.
La identificación de nódulos tiroideos benignos y malignos es un problema frecuente en la exploración física. Si el nódulo tiroideo se acompaña de los siguientes factores de alto riesgo, se debe prestar más atención al diagnóstico de cáncer de tiroides y, si es necesario, se debe realizar un examen patológico quirúrgico para confirmar el diagnóstico.
① Nódulo tiroideo sólido, solitario, duro y no liso, con escasa movilidad.
② Hay antecedentes de exposición a la radiación en el cuello.
③ He tenido bocio nodular durante mucho tiempo, pero recientemente la cantidad de nódulos tiroideos ha aumentado rápidamente y se ha vuelto duro.
(4) acompañado de síntomas como ronquera, ahogo y tos.
⑤Nódulos tiroideos acompañados de agrandamiento de los ganglios linfáticos cervicales.
⑥La radiografía muestra una calcificación floculenta o precipitada en la glándula tiroides.
8.2.2 La cirrosis hepática se divide clínicamente en etapa de compensación de la función hepática y etapa de descompensación. La situación encontrada en el examen físico general pertenece al período compensatorio y los síntomas y signos no son evidentes. Las pruebas de función hepática pueden ser normales o ligeramente anormales, y el diagnóstico clínico debe basarse en la ecografía B abdominal. La etapa descompensada tiene manifestaciones clínicas obvias y función hepática anormal, lo que facilita su diagnóstico. Cualquier persona diagnosticada clínicamente con cirrosis hepática no es elegible.
1) Puntos clave de la investigación del historial médico: si hay antecedentes de hepatitis crónica o portadores del virus de la hepatitis, si hay antecedentes de consumo excesivo de alcohol a largo plazo y si hay antecedentes de esquistosomiasis y otras enfermedades.
2) Puntos del examen físico: Preste atención a signos de enfermedad hepática, palmas hepáticas, nevos arácnidos, ginecomastia, ictericia, etc. , y presta atención a la textura y tamaño del hígado. La textura dura del hígado es un signo importante en el diagnóstico de cirrosis; preste atención para detectar signos de hipertensión portal, como esplenomegalia, várices superficiales de la pared abdominal, ascitis, etc.
3) Puntos de control auxiliares:
⑴ Rutina sanguínea: el período de compensación puede estar dentro del rango normal y el período de descompensación puede tener anemia, leucopenia y trombocitopenia (hiperesplenismo).
⑵ Bioquímica hepática: la ALT y AST séricas en la fase compensatoria pueden ser normales o ligeramente anormales.
⑶ Ultrasonido B: utilice ultrasonido para medir el hígado y el bazo para comprender los cambios en la forma, el tamaño y la estructura parenquimatosa del hígado en la cirrosis y para determinar si hay esplenomegalia, hipertensión portal, y ascitis.
Los criterios para el diagnóstico de cirrosis hepática por ecografía B son los siguientes:
① Cambios morfológicos del hígado: el patrón es hepatomegalia → atrofia hepática. Cuando se agranda el hígado, éste tendrá una forma regordeta y bordes romos, especialmente el lóbulo caudado se agrandará y su eco se reducirá. La atrofia hepática ocurre primero en el lóbulo derecho del hígado y progresa gradualmente hasta llegar a una atrofia total del hígado. Cuando se produce atrofia hepática, el volumen del hígado disminuye, la posición se mueve hacia arriba, los bordes son demasiado afilados y la superficie del hígado (superficie del diafragma) no es lisa y puede tener pequeños cambios similares a nódulos.
② Cambios del eco en el parénquima hepático: el eco se espesa y es desigual, pudiendo observarse incluso nódulos dispersos de varios milímetros de tamaño. Los nódulos suelen ser isoecoicos o hipoecoicos.
③Esplenomegalia: preste atención al grado de agrandamiento del bazo. Consulte la Parte 2, Sección 4.4 para conocer los criterios de esplenomegalia.
④La vena porta y la vena esplénica están engrosadas: el diámetro de la vena porta es> 1,3 cm y el diámetro interno de la vena esplénica es>: 0,9 cm, que es tortuoso.
⑤Puede producirse ascitis.
8.3 Medidas preventivas
8.3.1 Conclusión del examen físico No existen restricciones sobre tumores benignos en los estándares para tumores benignos, porque la mayoría de los tumores benignos crecen lentamente, no invaden los tejidos adyacentes, y no metastatizar. En general, se debe considerar que aquellos con un diagnóstico claro, sin síntomas relevantes, sin impacto en la función de los órganos y sin necesidad de tratamiento han pasado el examen físico. Pero si el tumor se presenta en órganos importantes como el mediastino, el corazón y el cerebro. , o el tumor es lo suficientemente grande como para causar síntomas como compresión y obstrucción, o es propenso a complicaciones como infección y ruptura del tumor. Estos pacientes deben acudir al hospital para cirugía y otros tratamientos lo antes posible, y derivar al médico correspondiente. capítulos de las normas para llegar a la conclusión de que el examen físico ha fallado.
8.3.2 Diagnóstico clínico de la cirrosis La cirrosis es la etapa final del desarrollo de la hepatitis crónica. Es posible que algunos pacientes en la etapa compensada de cirrosis hepática no presenten ningún síntoma o signo, y algunos pacientes en la etapa estable pueden tener niveles séricos de ALT y AST dentro del rango normal. Por lo tanto, el examen físico clínico para diagnosticar la cirrosis hepática debe basarse en el examen de ultrasonido B.
Sobre las enfermedades del sistema urinario
Artículo 9: No se califican la nefritis aguda y crónica, la pielonefritis crónica, la poliquistosis renal y la insuficiencia renal.
9.1 Explicación del artículo
La incidencia de enfermedad renal es alta y el pronóstico de diferentes enfermedades renales también es diferente. Esta disposición está formulada principalmente para algunas enfermedades renales graves. Las enfermedades comunes incluyen nefritis aguda, nefritis crónica, pielonefritis crónica, enfermedad renal poliquística, etc. Estas enfermedades son difíciles de curar completamente clínicamente y son propensas a la recurrencia o al desarrollo progresivo. A medida que el curso de la enfermedad continúa desarrollándose, pueden ocurrir diversos grados de daño a la función renal o incluso insuficiencia renal en las etapas posteriores, por lo que no está calificado.
9.1.1 Nefritis aguda y crónica se refiere a varios tipos de nefritis, incluida la nefritis aguda, crónica, primaria y secundaria. La causa principal se desconoce, como la glomerulonefritis aguda y la glomerulonefritis crónica, las enfermedades secundarias se refieren a la afectación renal causada por otras enfermedades sistémicas. La nefritis es una de las complicaciones graves de la enfermedad primaria, como la nefritis lúpica, la nefritis púrpura, etc. Si las enfermedades anteriores no se tratan, pueden convertirse en diversos grados de insuficiencia renal o incluso insuficiencia renal en las etapas posteriores, lo que requerirá tratamiento de diálisis a largo plazo o trasplante de riñón para mantener la vida.
9.1.2 Pielonefritis crónica La pielonefritis se refiere a la inflamación de los riñones y la pelvis renal, que es una infección del tracto urinario superior. Es causada principalmente por una infección bacteriana ascendente, por lo que suele ir acompañada de infecciones del tracto urinario inferior. , como cistitis y uretritis. La obstrucción del tracto urinario, como cálculos y estenosis del tracto urinario, provoca un flujo urinario deficiente y una capacidad antibacteriana local reducida, que es una causa importante de pielonefritis. Según las estadísticas, alrededor del 60% de los pacientes con obstrucción del tracto urinario se complican con pielonefritis. La pielonefritis se puede dividir en etapas aguda y crónica según el curso clínico y los síntomas. Si se trata rápida y adecuadamente, la pielonefritis aguda puede curarse por completo. Si no se puede curar, puede convertirse en pielonefritis crónica, la infección puede reaparecer, el daño renal se vuelve cada vez más grave, el parénquima renal se atrofia, la pelvis y los cálices renales se deforman y estrechan y, finalmente, la función renal puede dañarse. .
9.1.3 El riñón poliquístico es una anomalía congénita del riñón y una enfermedad hereditaria. Se caracteriza por herencia autosómica dominante (forma adulta) y herencia autosómica recesiva (forma infantil). El primero es más común, con una tasa de incidencia de alrededor del 0,1%. La mayoría de los pacientes comienzan a desarrollar síntomas alrededor de los 40 años, y las principales manifestaciones clínicas son lumbalgia, masas abdominales, hematuria e hipertensión. Las lesiones se caracterizan por agrandamiento de ambos riñones, con quistes de diferentes tamaños distribuidos en la corteza y médula renal. Las lesiones de los dos riñones pueden ser diferentes y pueden ir acompañadas de quistes en otros órganos como hígado, bazo, páncreas, etc. Esta enfermedad es una enfermedad progresiva. Los quistes crecen cada vez más a medida que avanza la enfermedad, comprimiendo el parénquima renal, provocando complicaciones, reduciendo el parénquima renal funcional y, finalmente, provocando insuficiencia renal.
9.1.4 La insuficiencia renal se divide en casos agudos y crónicos. Los casos crónicos generalmente se encuentran durante el examen físico. La insuficiencia renal y la insuficiencia renal son diferentes etapas del desarrollo de la enfermedad, desde las etapas compensadas y descompensadas de la insuficiencia renal hasta las etapas de insuficiencia renal y uremia (la etapa final de la insuficiencia renal crónica). Una vez que la insuficiencia renal progresa a la etapa de descompensación, se la puede denominar colectivamente insuficiencia renal crónica. La insuficiencia renal crónica (IRC) es el resultado de la progresión continua y el deterioro de la función renal en diversas enfermedades renales crónicas primarias y secundarias, y es un diagnóstico funcional de enfermedad renal. Finalmente, los síndromes clínicos se manifiestan principalmente como retención de desechos metabólicos, trastornos del equilibrio hídrico, electrolítico y ácido-base y disfunción endocrina renal.