Tratamiento de la insuficiencia pulmonar
El corazón humano es como una bomba sanguínea dinámica, que promueve la circulación repetida de la sangre por todo el cuerpo y mantiene el metabolismo de diversos órganos y tejidos. El corazón tiene cuatro válvulas: válvula aórtica, válvula mitral, válvula pulmonar y válvula tricúspide. Estas válvulas son como "válvulas unidireccionales", que garantizan que la sangre circule en una determinada dirección y a través de un determinado caudal. Si la válvula enferma debido a una malformación congénita o reumatismo adquirido o infección bacteriana, perderá su estructura anatómica normal y función fisiológica, lo que provocará estenosis o cierre incompleto, lo que provocará obstrucción sanguínea o reflujo, afectando así la función de "bomba sanguínea" de el corazón. Con el tiempo, el corazón se agranda y "falla la bomba", lo que pone en peligro la vida.
Los primeros síntomas clínicos de la insuficiencia pulmonar son palpitaciones, dificultad para respirar, susceptibilidad a infecciones respiratorias, edema por insuficiencia cardíaca, disnea paroxística, agrandamiento del hígado, oliguria y arritmia cardíaca. Se puede observar y realizar un seguimiento de la valvulopatía congénita leve, y la valvulopatía reumática temprana también se puede tratar con medicamentos. Una vez que los síntomas clínicos son evidentes y la función cardíaca disminuye, se debe considerar la cirugía.
La cirugía valvular incluye la separación de la conexión de la válvula, la reparación de la válvula y el reemplazo de la válvula. Para las fisuras valvulares congénitas, el prolapso de las valvas, las enfermedades degenerativas seniles o la insuficiencia valvular reumática leve, la cirugía de reparación a menudo puede restaurar con éxito la función valvular. En caso de deformidad valvular grave, o engrosamiento y calcificación, rigidez o crecimiento bacteriano, puede ser necesario retirar la válvula y reemplazarla con una válvula artificial.
Hay muchos tipos de válvulas artificiales utilizadas clínicamente, que se dividen principalmente en dos categorías: una son válvulas mecánicas artificiales hechas de materiales artificiales (como silicona, polímero) y la otra son válvulas artificiales hechas de el mismo o válvulas de tejido biológico hechas de diferentes tejidos biológicos. Las válvulas mecánicas son duraderas y no propensas a fallar, pero tienen riesgo de tromboembolismo y requieren anticoagulación a largo plazo. Las válvulas biológicas no requieren anticoagulación y tienen una baja incidencia de trombosis, pero son propensas a degeneración, calcificación y falla, y tienen. una alta tasa de reoperación.
Muchos expertos nacionales y extranjeros siguen investigando para encontrar una válvula cardíaca artificial perfecta que no sea trombótica ni se dañe fácilmente.