¿Cuál es la base para ajustar la velocidad de infusión?
Todos sabemos que existe un proceso para la fusión de líquidos de alta concentración y líquidos de baja concentración. Por tanto, para aquellos líquidos de alta concentración, debemos intentar reducir al máximo la velocidad de infusión para conseguir que el paciente no sienta molestias durante el proceso de infusión. Si la velocidad de infusión se establece muy rápida, tendrá un cierto impacto en el paciente. Los ejemplos incluyen dolor, vómitos, etc. Por lo tanto, por su salud, la velocidad de infusión debe ajustarse según la situación de la infusión. II. Condición física del paciente
Para el propio paciente, si tiene alguna enfermedad cardíaca, debilidad física, etc., se debe disminuir adecuadamente la velocidad de infusión. Especialmente para pacientes con enfermedades cardíacas, si la velocidad de infusión es demasiado rápida, puede causar enfermedades cardíacas. Para alcanzar la velocidad de la infusión, no vale la pena perder la propia vida para pagarla. 3. Condición del paciente
La propia enfermedad del paciente también es una de las condiciones que afecta la velocidad de infusión. Por ejemplo, en verano muchas personas son propensas a la deshidratación, por lo que conviene acelerar la velocidad de infusión. Para personas con una fuerte resistencia corporal, la velocidad de infusión también se puede acelerar. Sin embargo, el propio paciente sufre de hipertensión y debe intentar evitar la perfusión demasiado rápida durante la perfusión. De lo contrario, el propio paciente se sentirá muy incómodo.
Por lo tanto, debemos intentar ajustar la velocidad de goteo adecuada durante la infusión. Una velocidad de infusión demasiado rápida puede causar muchos problemas, como náuseas, enrojecimiento y opresión en el pecho en casos leves. En casos graves, puede provocar vómitos, taquicardia e incluso shock. Por nuestra propia salud, debemos ajustar razonablemente la velocidad de infusión según la situación específica.