Presente la historia del descubrimiento de un determinado fármaco, preferiblemente una historia interesante.
Antes de Sir Alexander Fleming, el inventor de la penicilina, en la década de 1940, la humanidad no había podido dominar un fármaco que pudiera tratar eficazmente las infecciones bacterianas con pocos efectos secundarios. En ese momento, si alguien contraía tuberculosis, significaba que moriría pronto. Para cambiar esta situación, los investigadores han llevado a cabo exploraciones a largo plazo. Sin embargo, el gran avance logrado en este sentido se debió a un descubrimiento inesperado. Alexander Fleming descubrió la penicilina gracias a un error de suerte. Mientras Fleming estaba de vacaciones en el verano de 1928, se olvidó de las bacterias que crecían en una placa de Petri en el laboratorio. Cuando regresó al laboratorio tres semanas después, notó un grupo de moho verde verdoso creciendo en una placa de Petri de Staphylococcus aureus que había sido expuesta accidentalmente al aire. Cuando Fleming miró la placa de Petri al microscopio, notó que las colonias de estafilococos que rodeaban el moho habían sido lisadas. Esto significa que algún tipo de secreción del moho inhibe al Staphylococcus aureus. La identificación posterior demostró que el moho antes mencionado era Penicillium punctata, por lo que Fleming nombró penicilina a la sustancia bacteriostática que secretaba.