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¿Qué pasa con los quistes cerebrales en los niños?

Los quistes cerebrales incluyen quistes aracnoideos, quistes solitarios intraventriculares, quistes del tabique pelúcido, lesiones quísticas asociadas a los ventrículos y tumores quísticos intracraneales. Los quistes aracnoideos son trastornos congénitos asociados con traumatismos e inflamación y se encuentran comúnmente en el polo temporal, la fisura de Silvio, la cisterna magna y la superficie del cerebro. El quiste contiene líquido cefalorraquídeo, que fluye continuamente hacia la cavidad a través de pequeñas grietas en la pared del quiste, lo que hace que el quiste crezca gradualmente y comprima el tejido cerebral local, provocando síntomas. La alforja crece en el cerebro. Representa el 1% de todas las lesiones ocupantes de espacio intracraneales y el 10% de los quistes aracnoideos intracraneales. Ocurre comúnmente en niños y hombres, y sus principales manifestaciones clínicas son hidrocefalia, discapacidad visual y trastornos endocrinos. En los adultos, los síntomas principales son dolor de cabeza, vómitos y marcha inestable. Los principales síntomas en los niños incluyen agrandamiento progresivo del cráneo, pubertad precoz y pérdida progresiva de la visión. El examen de imágenes muestra principalmente lesiones quísticas gigantes, redondas u ovaladas, que ocupan espacio en el tercer ventrículo, acompañadas de un agrandamiento del ángulo frontal del ventrículo lateral, que muestra el signo de Mickey Mouse. Dependiendo de la fuente del tejido, los quistes intraventriculares se pueden dividir en quistes del plexo coroideo, quistes ependimarios y quistes aracnoideos. Se localizan mayoritariamente en la zona triangular del ventrículo lateral, tienen forma de gran burbuja y se ubican completamente en el ventrículo. Los pacientes pueden experimentar síntomas de aumento de la presión intracraneal, como dolores de cabeza. O complicado por hidrocefalia. Un quiste del tabique pelúcido se convierte en una cavidad del tabique pelúcido y se agranda. Los tumores quísticos dentro del parénquima cerebral, como el hemangioblastoma quístico, son candidatos para la cirugía neuroendoscópica.

En definitiva, aunque los quistes cerebrales no son tumores y no son tan graves como los tumores, si no se realiza neurocirugía o tratamiento endoscópico, ¡el daño será muy grave! Si hay síntomas físicos, la cirugía debe realizarse lo antes posible.