El papel del interferón inmunológico
Es difícil preparar interferón inmunológico. Algunos médicos introducen directamente inductores de interferón (poli I: c, tylon, polisacárido bacteriano, etc.) en el cuerpo humano, lo que hace que el cuerpo humano produzca directamente interferón endógeno para lograr el propósito de tratar enfermedades. Sin embargo, la mayoría de estos inductores son sustancias macromoleculares con una fuerte antigenicidad, que a menudo fallan cuando se usan repetidamente y también pueden producir tolerancia inmune. En particular, la mayoría de los inductores son tóxicos para los humanos y pueden incluso agravar la afección. La posibilidad de infección viral requiere la preparación y purificación de interferones exógenos (interferones inducidos por inductores en cultivos de tejidos u otros organismos). El interferón exógeno tiene baja toxicidad y el mismo tipo de interferón no tiene antigenicidad, puede usarse repetidamente y no es fácil producir tolerancia inmune. Su desventaja es la especificidad de especie. Si se utilizan interferones heterólogos, tienden a ser ineficaces.
A principios de la década de 1980, se preparó con éxito un gran número de interferones aptos para humanos a partir de bacterias mediante ingeniería genética de interferones (o tecnología de ADN recombinante), lo que abrió un nuevo camino para la investigación y aplicación de los interferones.