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Los niños suelen tomar antibióticos, ¿vale?

Las cefalosporinas se utilizan ampliamente en el campo de las antiinfecciones debido a su amplio espectro antibacteriano, buen efecto antibacteriano y pocas reacciones adversas. También son los fármacos más utilizados para las infecciones bacterianas del tracto respiratorio superior.

Clasificación de las cefalosporinas

Actualmente existen cuatro generaciones de cefalosporinas de uso común, y sus fármacos representativos son:

1. Fármacos representativos de las cefalosporinas de primera generación: Cefazolina, cefradina, cefalexina.

2. Los fármacos representativos de las cefalosporinas de segunda generación incluyen: cefaclor, cefuroxima y cefprozil.

3. Cefalosporinas representativas de tercera generación: cefixima, cefotaxima, ceftriaxona y cefoperazona.

4. Fármacos representativos de las cefalosporinas de cuarta generación: cefpiroma y cefepima.

Reacciones adversas frecuentes de las cefalosporinas:

Similitudes: baja toxicidad, las reacciones alérgicas son en su mayoría leves, como erupción cutánea, urticaria, etc. Sin embargo, las penicilinas pueden provocar alergia cruzada. Ocasionalmente pueden ocurrir reacciones gastrointestinales con la administración oral y flebitis con la administración intravenosa. Grandes dosis de cefalosporinas pueden provocar mareos, dolor de cabeza y reacciones psiquiátricas tóxicas reversibles.

Diferencia: La nefrotoxicidad de las cefalosporinas de primera y segunda generación es relativamente alta. Las cefalosporinas de primera generación son mayores que las de segunda generación, mientras que las cefalosporinas de tercera y cuarta generación son más nefrotóxicas. Casi no tiene nefrotoxicidad. Las cefalosporinas de primera y segunda generación tienen un espectro antibacteriano más pequeño y generalmente no causan doble infección, mientras que las cefalosporinas de tercera y cuarta generación tienen un espectro antibacteriano más amplio y pueden causar doble infección si se usan incorrectamente. Cefamandol y cefoperazona también pueden causar hipocoagulación o trombocitopenia, lo que provoca hemorragia grave.

Al utilizar cefalosporinas en niños, se debe prestar atención a los siguientes tres puntos:

1. Usar sólo cuando esté indicado y únicamente bajo la supervisión de un médico o farmacéutico.

La aplicación de antibióticos debe tener indicaciones estrictas. La opinión profesional es que los antibióticos sólo se pueden usar si al bebé se le diagnostica una infección bacteriana. El diagnóstico requiere un juicio integral por parte de un pediatra profesional basado en exámenes auxiliares relevantes, por lo que no es correcto que los padres usen antibióticos por su cuenta. Si un médico diagnostica una infección bacteriana, también debe usarse bajo la supervisión de un médico. Asegúrese de no sufrir una sobredosis, porque los órganos de su bebé están inmaduros y el metabolismo y la función de desintoxicación del medicamento aún no están completos. Dosis excesivas pueden causar toxicidad hepática o renal.

2. Las cefalosporinas deben usarse en cantidades suficientes y no pueden suspenderse por sí solas.

Los antibióticos deben usarse en cantidades suficientes, de lo contrario no serán efectivos. Si se reduce la dosis o se suspende el medicamento después de un efecto leve, la afección no se curará e incluso la condición mejorada puede recuperarse debido a las bacterias residuales. Al mismo tiempo, se debe seguir un principio al usar antibióticos, es decir, un tratamiento suficiente. Por ejemplo, para una infección general del tracto respiratorio superior, se deben tomar antibióticos durante 3 a 4 días después de que desaparezcan los síntomas. Si la dosis se reduce o se suspende prematuramente, las bacterias pueden volverse resistentes al antibiótico.

3. No satanizar los antibióticos, pero negarse a usarlos cuando deberían usarse.

Algunos antibióticos como el levofloxacino son tóxicos para los niños, y las instrucciones también indican que los niños no pueden usarlos. Los padres deben mantener a los bebés alejados de ellos. Sin embargo, si se diagnostica una infección bacteriana, se pueden utilizar antibióticos como cefalosporinas, penicilina y azitromicina en bebés e incluso en recién nacidos. Si el pediatra determina que la infección bacteriana se ha confirmado basándose en los síntomas del bebé, las pruebas de laboratorio, etc., los padres no deben tener miedo de usar antibióticos, porque las infecciones bacterianas no se pueden controlar con antibióticos y la condición del bebé puede empeorar.

En resumen: Las cefalosporinas son los fármacos antibacterianos más utilizados en la práctica clínica y tienen muchas ventajas. Sin embargo, se requieren pautas de uso claras y es mejor utilizarlo bajo la supervisión de profesionales (médicos, farmacéuticos) para garantizar el efecto terapéutico y reducir la aparición de errores de medicación.

Materiales de referencia:

Pharmacology People's Medical Publishing House-Octava edición