¿Cuáles son los tratamientos para el cáncer de próstata?
1. Los métodos de detección efectivos y generalmente aceptados actualmente son el tacto rectal y la medición de la concentración sérica de PSA.
Los hombres de 40 a 45 años o más deben hacerse una prueba de sus niveles séricos de PSA y realizar un seguimiento una vez al año. Este método de censo es económico y eficaz. Si el PSA supera los 4,0 ng/ml, realice un tacto rectal o una ecografía. Si es positivo o sospechoso, realice una biopsia con aguja. Este método puede resultar muy eficaz en la detección temprana del cáncer de próstata localizado. Una encuesta poblacional sueca encontró que el lapso de tiempo desde que la concentración sérica de PSA aumentó por encima de 3 ng/ml hasta el diagnóstico clínico de cáncer de próstata fue de 7 años. Por lo tanto, la prueba de PSA puede diagnosticar el cáncer de próstata tempranamente y tratarlo tempranamente. Debido a que la concentración de PSA en sangre aumenta con la edad, un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Gunma en Japón encontró que el PSA en sangre de hombres de 60 a 64, 65 a 69, 70 a 74, 75 a 79 años y mayores de 80 años. Los límites superiores de los valores normales ajustados por edad deben ser 3,0, 3,5, 4,0 y 7,0 ng/ml respectivamente. La sensibilidad, especificidad y eficacia de estos rangos normales fueron del 92,4%, 965438±0,2% y 84,3% respectivamente. Los límites superiores normales de concentración sérica de PSA en hombres austriacos de 45 a 49 años y de 50 a 59 años son 2,5 ng/ml y 3,5 ng/ml respectivamente. Para pacientes con PSA sérico entre 4,0 y 10 ng/ml, muchos estudios pueden utilizar el porcentaje de PSA libre para aumentar la sensibilidad de la determinación del PSA. En términos generales, el PSA libre elevado se observa en la hiperplasia prostática benigna, mientras que el PSA libre reducido se observa en pacientes con cáncer de próstata. Por tanto, si PSA libre >: el 25% de los pacientes pueden (menos del 10% de probabilidad) no tener cáncer de próstata si
2. Debido a que existen muchos factores de riesgo establecidos, la genética y la edad son inevitables, pero los factores de riesgo ambientales potenciales, como una dieta rica en grasas, cadmio, herbicidas y otros factores inciertos, pueden evitarse. Alrededor del 60% de los factores que se sabe que causan cáncer de próstata provienen del entorno de vida. Una investigación sueca muestra que los factores profesionales están asociados con el cáncer de próstata. Las ocupaciones con un riesgo estadísticamente significativo son la agricultura, la fabricación de jabón industrial, la perfumería y la industria del cuero, por lo que los agricultores, las curtidurías y los gerentes de estas industrias tienen una incidencia significativamente mayor. Además, la exposición a productos químicos, herbicidas y fertilizantes aumenta el riesgo de cáncer de próstata. El aceite de pescado, que contiene antioxidantes en los alimentos, puede proteger y reducir el riesgo de cáncer de próstata, según un informe de Nueva Zelanda. La provincia de Taiwán informa que el contenido de magnesio en el agua potable puede prevenir el cáncer de próstata. Además, seguir una dieta baja en grasas, comer más productos de soja ricos en proteínas vegetales, beber té verde chino durante mucho tiempo y aumentar adecuadamente el contenido de oligoelementos selenio y vitamina E en la dieta también puede prevenir la aparición de cáncer de próstata.
3. Quimioprevención Según el método de intervención de los fármacos, la quimioprevención se puede dividir en las siguientes categorías, como inhibidores del desarrollo tumoral, fármacos antitumorales e inhibidores de la progresión tumoral. Debido a que la aparición y el desarrollo del cáncer de próstata es un proceso a largo plazo, podemos utilizar medicamentos para prevenir o inhibir la aparición y el desarrollo del cáncer de próstata. Por ejemplo, la finasterida puede inhibir la conversión de testosterona en dihidrotestosterona. La dihidrotestosterona tiene un gran efecto sobre la próstata, por lo que puede inhibir el efecto promotor del crecimiento de la testosterona en las células cancerosas de la próstata. Este efecto todavía se observa en estudios clínicos y aún está por confirmar. Otros fármacos, como el retinaldehído, que puede promover la diferenciación celular y resistir la progresión tumoral, también se encuentran en investigación clínica y pueden convertirse en posibles fármacos quimiopreventivos.