¿Cuáles son las pautas dietéticas y de salud para el invierno? Cuatro principios de dieta y salud en invierno.
2. Coma menos alimentos fríos y beba más gachas y sopas: Comer alimentos fríos en invierno puede irritar fácilmente el tracto gastrointestinal y provocar dolor abdominal y diarrea. Por eso, también es importante prestar atención a la elección del método de cocción adecuado. Se recomienda utilizar métodos de cocción como guisar, hervir, cocer al vapor y guisar al procesar alimentos de invierno, lo que es más fácil de conservar los nutrientes de los alimentos y es beneficioso para la salud.
3. Coma más frutas y verduras y el cuerpo tendrá una fuerte resistencia a las enfermedades: el invierno es seco, especialmente en las zonas del norte, donde comer más carne es propenso a tener heces secas. Las verduras y frutas son ricas en vitaminas y minerales, así como en fibra dietética, que pueden mejorar la inmunidad humana, mejorar la capacidad del cuerpo para adaptarse al frío, tener un buen efecto protector sobre los vasos sanguíneos, promover la motilidad gastrointestinal y prevenir el estreñimiento. Así que preste atención al suplemento de frutas y verduras. Las verduras pueden ser zanahorias, rábanos blancos, col china, patatas, ñame, raíces de loto, espinacas, colza, apio, champiñones, brotes de bambú de invierno, coles tiernas, etc. , las frutas pueden ser manzanas, peras, kiwis, plátanos, pomelos, naranjas, etc.
4. Suplementación adecuada, hasta el momento: el invierno es frío, las horas de sol se acortan, las actividades al aire libre de las personas se reducen y es probable que se produzca deficiencia de vitamina D. Preste atención al consumo de alimentos ricos en calcio y vitamina D, como leche, productos de soja, mariscos, hígado de animales, etc. Las verduras y frutas frescas disponibles en invierno no son tan abundantes como en verano y otoño, y algunas vitaminas y minerales son fáciles de obtener. Por lo tanto, puedes optar por complementos nutricionales para complementar las carencias de tu dieta, como la vitamina C y la vitamina D, pero no deben utilizarse como principal fuente de nutrición. ¡El principio es ser con moderación y no en exceso!