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Cómo diferenciar entre cáncer de hígado y absceso hepático

El absceso hepático es una enfermedad que se confunde fácilmente con el cáncer de hígado, especialmente una pequeña cantidad de abscesos hepáticos atípicos cuyos síntomas son similares al cáncer de hígado, lo que facilita que los médicos hagan diagnósticos erróneos. Esto requiere que los propios pacientes comprendan ambas enfermedades y proporcionen a los médicos información de referencia más eficaz en el diagnóstico clínico.

Existen dos tipos principales de absceso hepático: uno es el absceso hepático bacteriano y el otro es el absceso hepático amebiano. Los abscesos hepáticos bacterianos a menudo no se controlan debido a inflamación biliar o sepsis. Las bacterias ingresan al hígado de forma retrógrada a través del tracto biliar o ingresan al hígado a través de la circulación sanguínea, formando un absceso en el hígado. El absceso hepático amebiano es causado por un microorganismo patógeno llamado ameba y generalmente se presenta como una lesión grande en el lóbulo derecho del hígado.

El absceso hepático bacteriano es muy común clínicamente, y sus síntomas típicos incluyen fiebre, leucocitosis y dolor hepático. La ecografía B o la tomografía computarizada pueden mostrar el área oscura del líquido central y la zona de edema inflamatorio circundante, que generalmente no es difícil de distinguir del cáncer de hígado.

Sin embargo, un pequeño número de abscesos hepáticos atípicos, especialmente en las primeras etapas de la enfermedad, se confunden fácilmente con cáncer de hígado con alfafetoproteína negativa y necrosis central, lo que lleva a un diagnóstico erróneo. En este momento, es necesario comprender cuidadosamente el historial médico. La mayoría de los abscesos hepáticos tienen antecedentes de fiebre o disentería bacilar y la mayoría se acompaña de leucocitosis. Si se administra un tratamiento antiinfeccioso, las lesiones se reducirán en un corto período de tiempo. En el caso del cáncer de hígado, hay antecedentes de hepatitis B o cirrosis, y los glóbulos blancos rara vez aumentan.