Adelgazante amor de la infancia
Precisamente porque sé que he dado toda mi sinceridad antes, nunca he tenido intención de dejarlo. Cuando descubra que mi decepción ha alcanzado cierto nivel y que el daño ya está hecho, estaré casi desesperado y perdido. No sé cómo enfrentarlo porque sé que no puedo volver atrás.
Estamos en una relación a distancia. Estábamos muy duros pero también muy felices. Cuando rompimos, vino a verme tan pronto como encontró trabajo. Sí, a menudo viajaba por todo el continente para verme.
Pero todas sus cosas buenas, nuestro hermoso pasado y nuestra plena felicidad cuando estábamos con él, son como las enormes olas del mar, que llegan constantemente, tratando de arrastrar esta decisión decisiva pero necesaria.
Sin embargo, estoy realmente indefenso porque mis sentimientos han cambiado y ya no puedo llevarme bien con él como antes, y ni siquiera sé cómo continuar la relación. Así que intentaré salir, mantenerme ocupada, participar en diversas actividades, unirme a varias organizaciones y probar bailes que nunca he aprendido. Aunque escuchaba las canciones que le cantaban una y otra vez.
Enredado, tímido, feliz, cálido, conmovido, desesperado, triste, rindiéndose. Al mismo tiempo, pensó desde la tierra, definitivamente me comunicaré con él. Debo simplemente tener mal genio, debo ser reacio a dejarlo ir y definitivamente continuaré cantando para él. Por supuesto, cuando se enfrentó a mi continua indiferencia y falta de respuesta, su continua preocupación y saludos se convirtieron gradualmente en una dura reprimenda: culpándome por rendirme.
Sí, soy fuerte, incluso mis mejores amigos en el extranjero se sorprenden de mi tranquilidad, pero yo nunca la siento. Cuando rompí con él empezó a llorar groseramente pero yo fingí estar tranquila. Intento gestionar bien mi vida para no dejarme envolver por la tristeza. A los ojos de los demás, esto es indiferencia.
Lloraba en silencio en el laboratorio. Generalmente cuando no hay nadie a quien elegir, pierdo el control y lloro delante de mis compañeros. Aún así fue muy amable y en silencio me trajo una lata de helado.
No me gusta llorar delante de los demás, especialmente cuando sé que otros están disfrutando de la dulzura del amor. Además, es bueno masticar la tristeza sola, no desaparecerá aunque llores o te emborraches.
Así que fingí estar más feliz que cuando estaba con él antes. Me acostumbré a mantenerme ocupada y comencé a perder peso y a maquillarme.