¿Qué es un hematoma subdural? ¿Cómo es la actuación? ¿Cuáles son las secuelas?
El hematoma subdural crónico se manifiesta principalmente como aumento crónico de la presión intracraneal, disfunción neurológica y síntomas psiquiátricos. La mayoría de los pacientes tienen dolor de cabeza, fatiga, deterioro mental, hemiplejía y edema del fondo de ojo, y ocasionalmente epilepsia o ataques similares a los de un derrame cerebral. En los ancianos, la demencia, la psicosis y los signos positivos del tracto piramidal son los síntomas más comunes y se confunden fácilmente con tumores intracraneales o hidrocefalia con presión intracraneal normal. Los niños suelen presentar características como letargo, agrandamiento del cráneo, abultamiento parietal, protrusión de la vena porta, convulsiones, espasmos y hemorragia retiniana, que son similares a la hidrocefalia. Una pequeña cantidad de hematoma puede absorberse por sí sola y generalmente no tiene secuelas evidentes. Los hematomas grandes requieren extirpación quirúrgica y los pacientes generalmente se recuperan bien después de la cirugía. Si el tratamiento se realiza en el momento adecuado, no habrá secuelas evidentes. Si se retrasa el mejor momento para el tratamiento, las consecuencias serán graves. Dependiendo de la ubicación del hematoma, pueden aparecer algunos síntomas como hemiplejía.