Introducción (historia a continuación)

Little Sandy (texto)

Anónimo

La historia se desarrolla en Edimburgo.

Un día hacía mucho frío y estábamos un compañero y yo hablando delante del hotel.

Se acercó un niño. Solo vestía un abrigo fino y roto. Su rostro delgado estaba azul por el frío y sus pies descalzos estaban rojos por el frío. Nos dijo: "¡Señor, compre una caja de cerillas!"

"No, no la necesitamos".

"¡Una caja de cerillas sólo cuesta un centavo!", suplicó el pobre niño.

"Pero no necesitamos cerillas." Le dije.

El niño pensó un rato y dijo: "Puedo venderte dos cajas por un centavo".

Para evitar que me molestara, accedí a comprar una. caja. Pero cuando estaba sacando el dinero, descubrí que no tenía cambio conmigo, así que le dije: "Lo compraré mañana".

"¡Por favor, cómpralo ahora! ¡Señor, tengo mucha hambre!" El niño suplicó: "Le daré algo de cambio".

Le di un chelín, se dio la vuelta y se escapó. Esperé durante mucho tiempo. pero no lo vi regresar. Pensé que podría haber sido engañado, pero mirando el rostro del niño y su expresión de confianza, concluí que no era ese tipo de persona.

Por la noche, el camarero del hotel dijo que había un niño pequeño que quería verme. Trajeron al pequeño. Descubrí que no era el vendedor de cerillas, pero me di cuenta de que era el hermano del niño. El niño buscó entre la ropa andrajosa durante un rato y luego preguntó: "Señor, ¿es usted el caballero que le compró las cerillas a Sandy?" Aquí tienes cuatro peniques de tu chelín", dijo el niño. "Sandy está herido y no puede venir. Un carruaje lo atropelló y le atropelló. Faltó su sombrero, las cerillas desaparecieron y los siete peniques. Tal vez se muera..."

Dejé que el niño comiera algo y lo seguí. Mira a Sandy. Sólo entonces me di cuenta de que eran huérfanos y que sus padres habían muerto hacía mucho tiempo. La pobre Sandy estaba acostada en una cama rota. Cuando me vio me dijo con tristeza: "Cambié mi cambio y volví corriendo. Me atropelló un carruaje y me rompí ambas piernas. Me voy a morir. Pobre mujer". ." ¡Pequeña Libby! ¿Qué harás si muero?"

Tomé la mano de Sandy y le dije: "Siempre te cuidaré. "Comparado".

Después de escuchar esto, Sandy me miró fijamente, como para expresar su gratitud. De repente, la luz de sus ojos desapareció. Está muerto.

A día de hoy, ¿quién puede leer esta historia y no conmoverse? Las hermosas cualidades de la pequeña Sandy, que sufrió hambre y frío, tocarán para siempre los corazones de las personas