Como todos sabemos, el cerebro es el centro de mando del cuerpo humano. Nuestro comportamiento, lenguaje, visión y otras funciones están controladas por el cerebro. El cerebro requiere un suministro de sangre adecuado para funcionar correctamente. Una vez que el suministro de sangre al tejido cerebral es insuficiente, el cerebro perderá su función de mando, lo que provocará daño y disfunción de las células cerebrales en el área isquémica, y la función neurológica también se dañará. Esto es un accidente cerebrovascular isquémico. Si el tiempo de isquemia es corto, la función de las células cerebrales puede recuperarse, pero si es prolongado, causará daño permanente a las células cerebrales y a los nervios craneales. El accidente cerebrovascular es más común en personas de mediana edad y mayores. Cuanto mayor sea, mayor será la incidencia. Generalmente hay más hombres que mujeres y las mujeres corren mayor riesgo de muerte. La aterosclerosis cerebral y la arteritis cerebral pueden causar estenosis vascular cerebral y son los factores de riesgo más importantes del accidente cerebrovascular isquémico.
El ictus isquémico provocará más o menos daño en las funciones neurológicas del cerebro, provocando secuelas como dificultad para hablar y movimientos corporales desfavorables. El uso oportuno de fármacos neuroprotectores puede reducir el grado de déficits neurológicos y mejorar el pronóstico en pacientes con accidente cerebrovascular isquémico. Estos medicamentos incluyen:
En resumen, el accidente cerebrovascular isquémico es una emergencia médica que, si no se trata, puede provocar discapacidad y muerte. Los fármacos neuroprotectores pueden proteger eficazmente las células nerviosas, reducir los déficits neurológicos y mejorar el pronóstico de los pacientes con accidente cerebrovascular isquémico. En la actualidad, edaravona es un fármaco con suficiente evidencia basada en evidencia. La eficacia y seguridad de la citicolina y el piracetam deben confirmarse mediante más ensayos clínicos de alta calidad.