Cuéntame sobre algo dulce cuando estabas enamorado, que pruebe lo mimado que eras.

Hubo un día lluvioso. Estaba de muy mal humor por cuestiones laborales y familiares. Ese día era miércoles. Hablé con mi novia por teléfono a las ocho de la noche, pero no se lo dije porque tenía miedo de que se preocupara. Solo porque estaba de mal humor, colgué el teléfono después de charlar un rato. La lluvia era cada vez más intensa y mi estado de ánimo empeoraba cada vez más. En ese momento, realmente esperaba que si me quedaba en el hospital durante un mes después de una enfermedad grave, tal vez no tendría tantas preocupaciones. Cerca de las once alguien llamó a la puerta. La puerta se abrió y mi novia sostenía un paraguas. La mayor parte de sus pantalones estaban empapados. Le pregunté: ¿Por qué estás aquí? Tienes que ir a trabajar mañana. Ella dijo: No es nada, solo quería salir a caminar después del trabajo, así que vine aquí a caminar. En ese momento, parecía dueño del mundo entero.