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Enfermería del paciente con cáncer de pulmón quirúrgico

Diagnóstico de Enfermería

Patrón respiratorio ineficiente: relacionado con disminución de la función pulmonar.

Limpieza ineficaz de las vías respiratorias: relacionada con dolor de heridas e incapacidad para expectorar.

Dolor: relacionado con traumatismo quirúrgico y tubos de drenaje torácico permanentes.

Desnutrición: inferior a los requerimientos del organismo, relacionada con daño (destrucción) de los tejidos y aumento del metabolismo.

Trastornos del movimiento corporal: relacionados con dolor de heridas y tubos de drenaje permanentes.

Falta de conocimiento: Falta de conocimiento sobre el autocuidado.

Existe riesgo de ingesta insuficiente o excesiva de líquidos: relacionado con la ingesta insuficiente o excesiva de líquidos después de la cirugía.

Posibles complicaciones: hipoxemia e hipercapnia.

Ansiedad o miedo: relacionada con la falta de comprensión sobre la cirugía y el pronóstico.

Medidas de enfermería

Cuidados preoperatorios

Aliviar la ansiedad del paciente.

Para aumentar la función cardiopulmonar, se puede guiar a los pacientes para que suban las escaleras a hacer ejercicio.

Corregir el desequilibrio de nutrición y agua: proporcionar a los pacientes alimentos ricos en calorías, proteínas y vitaminas para mejorar su condición física. Aumente la ingesta de líquidos para diluir el esputo y ayudar a toser.

Dejar de fumar: La mayoría de los pacientes con cáncer de pulmón son personas mayores y sufren complicaciones como bronquitis crónica y enfisema debido al tabaquismo prolongado. Por lo tanto, convencer a los pacientes de que dejen de fumar es una prioridad absoluta. Generalmente se sabe que el beneficio está relacionado con el éxito o el fracaso de la operación, y que los pacientes cooperarán y dejarán de fumar decididamente.

Orientación preoperatoria

Cuidados postoperatorios

Evaluar el estado general del paciente y registrarlo con precisión puede ayudar a las enfermeras a detectar cambios en el estado de manera oportuna.

Monitoreo de los signos vitales: dentro de las 2 a 3 horas posteriores a la cirugía, los signos vitales deben medirse cada 15 minutos y cambiarse a 30 a 60 minutos después de la estabilización. La presión arterial a menudo fluctúa entre 24 y 36 horas después de la cirugía y requiere una estrecha observación.

Mantener las vías respiratorias abiertas.

Mantener el equilibrio de líquidos: la lobectomía o la neumonectomía pueden afectar la circulación, por lo que los pacientes después de una neumonectomía deben someterse a un control de reposición de líquidos para evitar que haya demasiado o muy poco. La presión venosa central refleja la capacidad del corazón para recibir y expulsar sangre. El aumento de la presión venosa central significa un volumen sanguíneo alto o un retorno sanguíneo bloqueado, mientras que la presión venosa central disminuida significa un volumen sanguíneo bajo. Por lo tanto, se debe medir con frecuencia después de la cirugía para ajustar la velocidad y el volumen de la infusión. Al mismo tiempo, también es necesario registrar las entradas y salidas y calcular si están equilibradas.

Date la vuelta periódicamente y mantén una postura razonable.

Alivia el dolor y aumenta la comodidad: el dolor puede inducir hipotensión neuropática, lo que hace que el paciente no pueda realizar respiraciones profundas, toser, darse vuelta, sentarse y otras actividades en la cama, lo que lleva a retención de secreciones traqueobronquiales, atelectasias y neumonía. . El dolor intenso puede hacer que la frecuencia cardíaca del paciente aumente y que la respiración se vuelva superficial y rápida. Dentro de las 48 a 72 horas posteriores a la cirugía, los analgésicos se deben administrar de forma intermitente o continua con una microbomba según las indicaciones del médico. Después de usar analgésicos, preste mucha atención a la frecuencia respiratoria del paciente y observe si hay depresión respiratoria. Cuando el paciente respira profundamente o tose, arregle el pecho del paciente para reducir el impacto en la herida y aliviar el dolor. Al mover al paciente o cambiar de posición, se debe apoyar el tubo de drenaje torácico para evitar molestias provocadas por la tracción.

Aumentar el aporte nutricional: La suplementación nutricional postoperatoria es muy importante para la recuperación del paciente. El paciente se encuentra totalmente despierto y en buen estado general. Puede beber una pequeña cantidad de agua para facilitar la eliminación de flemas y aumentar el confort. Se puede comer una pequeña cantidad de alimentos limpios el primer día después de la cirugía; la infusión intravenosa se puede suspender al tercer día y se anima al paciente a comer alimentos blandos y hacer una transición gradual a la comida normal. Los pacientes con flema excesiva deben toser la flema antes de comer. Registre con precisión las entradas y salidas todos los días para mantener el equilibrio de agua y electrolitos.

Deambulación temprana: Los pacientes después de una toracotomía necesitan levantarse temprano de la cama para prevenir atelectasias, mejorar las funciones de ventilación y circulación y promover la recuperación del cuerpo. Si los signos vitales están estables el primer día postoperatorio, se puede animar al paciente a sentarse en una silla. Podrá caminar alrededor de la cama el segundo día después de la cirugía. Durante las actividades, varias tuberías deben protegerse adecuadamente y realizarse bajo control ECG. Las actividades del paciente se determinarán en función de la situación específica y la condición del paciente.

Realizar ejercicios funcionales de mano y hombro: El objetivo de los ejercicios postoperatorios es prevenir atelectasias, rigidez articular del hombro y atrofia por desuso, así como prevenir la depresión mental.

Mantenga abierto el tubo de drenaje torácico: Después de la neumonectomía, el tubo de drenaje torácico debe cerrarse o abrirse durante un breve período de tiempo según sea necesario para comprender la situación en la cavidad torácica.

Observar si existen complicaciones comunes tras la cirugía torácica.