Prohibir la exportación de drogas

Según información relevante, los incidentes de dopaje aparecieron por primera vez en los terceros Juegos Olímpicos celebrados en St. Louis, EE. UU. en 1904, cuando el maratonista Hicks ganó el campeonato. Justo cuando todo el mundo aclamaba el resultado, su entrenador expuso el escándalo de dopaje. Casualmente, en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960, un atleta danés se cayó repentinamente y murió mientras participaba en la contrarreloj de ciclismo de 100 kilómetros. Posteriormente, datos de investigación pertinentes demostraron que se había dopado y fue el primer atleta que murió a causa del dopaje en los Juegos Olímpicos.

¿Cuáles son entonces los peligros del dopaje para los deportistas?

En primer lugar, el uso prolongado de estimulantes dañará la inmunidad humana y aumentará la probabilidad de insuficiencia cardíaca. Para los atletas profesionales, el dopaje, también llamado trampas deportivas, puede hacer que los atletas se sientan excitados mental y físicamente, aumentando así su poder explosivo en las competiciones. Sin embargo, el uso prolongado de estimulantes puede provocar síntomas de intoxicación, dañar la inmunidad humana y aumentar la posibilidad de infección viral.

En segundo lugar, puede hacer que las personas dependan de las drogas. En cuanto a los ingredientes de los estimulantes, ellos mismos contienen determinadas drogas prohibidas y controladas por el Estado. Si se usan durante mucho tiempo, el cuerpo se volverá dependiente de estos medicamentos, provocando intoxicaciones crónicas y dañando la salud de los deportistas.

En tercer lugar, desde una perspectiva moral, el dopaje en competición no es ético. Para las competiciones deportivas, la equidad y la justicia son los principios más básicos, lo que también significa que el campo debe estar "limpio" y la victoria debe basarse en las propias capacidades. Este uso ilegal de drogas hará que el juego pierda su equidad original y violará la ética deportiva básica.

Por tanto, el uso del dopaje en el campo provocará daños irreversibles a los deportistas, tanto desde el punto de vista moral como físico. Por lo tanto, los países deberían aumentar el control del dopaje antes de las competiciones para salvaguardar mejor los derechos e intereses legítimos de los atletas.