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¿Cuál es el principio de formación de hábitos?

Aristóteles dijo: "La repetición de una acción nos mata hace mucho tiempo. Por lo tanto, la excelencia no es una acción, sino un hábito". De hecho, las hermanas no pueden adquirir hábitos por sí solas; no podemos recuperarlos inmediatamente o deshacernos de un hábito. Se les da forma repetidamente a lo largo del tiempo. Entonces, ¿cuál es la razón detrás de la formación de hábitos?

1. El deseo impulsa el comportamiento habitual

Los científicos dicen que los hábitos surgen porque nuestro cerebro siempre está buscando formas de ahorrar trabajo. Porque los hábitos permiten que nuestro cerebro descanse más.

El mecanismo de funcionamiento de los hábitos en nuestro cerebro es el siguiente: una vez que un pensamiento o una señal externa activa la vía neuronal designada por el hábito, nuestro cerebro liberará una carga a lo largo de esta vía, y luego habrá un fuerte deseo de realizar el hábito.

Este proceso en el cerebro es un ciclo de tres pasos (Figura 1.5): en el primer paso, hay una indicación que permite al cerebro entrar en un determinado modo de comportamiento automático y decidir qué hábito utilizar. En segundo lugar, existe una conducta habitual, que puede ser física, mental o emocional. El tercer paso es la recompensa, que le permite a tu cerebro reconocer si debes escribir este circuito para usarlo más adelante.

Es decir, cuando formamos un hábito, en realidad son las señales y recompensas las que nos hacen desear el hábito. Cuando asociamos una señal con una recompensa específica, el cerebro crea antojos subconscientes que permiten que funcione el ciclo del hábito. Por ejemplo, necesitamos desarrollar un buen hábito de ejercicio físico. Recomendamos ir al gimnasio al menos tres veces por semana y luego buscar una recompensa, como una buena figura gracias a los ejercicios de fitness (línea del chaleco, músculos del pecho, pérdida de peso...). Piensa en tus objetivos y sentirás las endorfinas recorriendo tu cuerpo para que puedas esperar las recompensas. Con el tiempo, este deseo te llevará al gimnasio de forma consciente.

2. El estrés promueve comportamientos habituales

Hoy en día, la mayor parte de nuestras vidas transcurren a un ritmo acelerado, lo que nos hace parecer más estresados. Experimentos realizados en UCLA y la Universidad de Duke descubrieron que el estrés puede hacer que las personas dependan más de comportamientos habituales. De hecho, el estrés promueve comportamientos habituales, tanto buenos como malos. La Dra. Wendy Wood también señaló: “Cuando las personas están bajo estrés, no pueden tomar decisiones con facilidad, su fuerza de voluntad se debilita o se sienten abrumadas. Cuando no has experimentado la toma de decisiones, cuando haces algo que normalmente haces. Lo haré de nuevo." El comportamiento repetido nos hace desarrollar hábitos.

Del mismo modo, cuanto mayor es la presión, más difícil es cambiar tu vida. Si el estrés puede convertirnos en hábitos, también puede alejarnos de todo lo demás, como los nuevos comportamientos positivos que disfrutamos, de modo que no podemos formar hábitos en otros comportamientos positivos. Además, los hábitos que el estrés nos impulsa a formar también pueden ser malos hábitos. Como fumar. Muchas personas fuman cuando están estresadas porque su fuerza de voluntad se debilita y repetirán sus hábitos habituales. Además, fumar es adictivo, por lo que es fácil desarrollar el mal hábito de fumar.

En resumen, la formación de hábitos no es necesariamente fácil.